Lenguaje de la colegialidad

(José I. López– Periodista del diario La Nación de Buenos Aires)

“Desde este lunes, en despachos y pasillos vaticanos resonará la situación de la Iglesia en la Argentina. La cúpula episcopal, encabezada por el cardenal Jorge Bergoglio, procurará contribuir a que la comunicación con la Curia romana se despeje de intrigas y murmuraciones y devenga en diálogo, el lenguaje de la colegialidad”

Desde este lunes, en despachos y pasillos vaticanos resonará la situación de la Iglesia en la Argentina. La cúpula episcopal, encabezada por el cardenal Jorge Bergoglio, procurará contribuir a que la comunicación con la Curia romana se despeje de intrigas y murmuraciones y devenga en diálogo, el lenguaje de la colegialidad.

El origen de esta visita, que incluirá un encuentro con Benedicto XVI, subraya su contenido y significación: fue decidida y votada unánimemente (80 obispos de los 84 presentes) en el último pleno de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). En ese ámbito, auténtico prólogo del recorrido de estos días por los dicasterios romanos, se habló de la relación entre obispos y presbíteros, de colegialidad episcopal, de corrección fraterna.

“Con frecuencia no hemos contado en nuestra formación con una doctrina y práctica evangélica sobre la corrección fraterna y, entonces, en nuestro mundo clerical, se prefiere la murmuración, la indirecta o la broma hiriente”, dijo Carmelo Giaquinta, obispo emérito, invitando a la conversión.

Como esa descripción, tanto como los asuntos y tensiones de los diálogos que se celebrarán esta semana, no sólo se aplica a la Argentina, bien merecen la atención de toda la Iglesia, particularmente la latinoamericana. Basta referir algún criterio que afloró en la asamblea que originó el viaje de la cúpula episcopal argentina a la Santa Sede.

La salud y fortaleza de todo obispo y, por tanto, de un episcopado, depende de tres patas: comunión con Jesús, comunión con los hermanos obispos, comunión con el Papa. Si faltase una de las tres patas, por santo y brillante que pareciere un obispo, andaría rengo.

jilopez@vidanueva.es

En el nº 2.740 de Vida Nueva.

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