La mentira es el opio de los débiles

Juan María Laboa(Juan María Laboa– Profesor emérito de la Universidad Pontificia Comillas) 

“¿Cuántas veces ha reprobado nuestro Parlamento a presidentes, jefes de Gobierno por declaraciones o acciones? ¿Cómo van a explicar el PNV, CIU, PP, PSOE a sus votantes católicos su celo en aceptar la insólita propuesta?”

El mundo, como siempre, anda revuelto y desgraciado. Genocidio en Darfur, guerra civil en Irak, situación explosiva en Afganistán, cuatro millones de parados en España, un dictador sangriento en Zimbawe, ejecuciones sumarias de homosexuales, adúlteros o ladrones en países con nombre conocido, profesionales de la política incitando al odio y al conflicto.

El Parlamento español admite a trámite una iniciativa de IU para reprobar a Benedicto XVI por sus afirmaciones en una conversación en un avión, desfiguradas fuera de contexto. El tema: los preservativos. Le reprueban, por cierto, sin aludir a que en África quienes más luchan contra el sida son las organizaciones católicas. Le condenan nuestros diputados y les aplauden medios como El País, tan poco profesional por su obsesivo odio contra el cristianismo, y tertulianos y ciudadanos, sin que, al parecer, hayan leído integra la conversación.

¿Cuántas veces ha reprobado nuestro Parlamento a presidentes, jefes de Gobierno por declaraciones o acciones? ¿Cómo van a explicar el PNV, CIU, PP, PSOE a sus votantes católicos su celo en aceptar la insólita propuesta? Vivimos en una sociedad mediocre, y de ella nacen unos representantes mediocres. Y es aquí donde los enemigos del cristianismo encuentran el mejor caldo de cultivo. El número de necios, sinvergüenzas, chupatintas, mangarrianes, aprovechados, malnacidos, gorrones, es infinito, pero es en ese ambiente en el que debemos anunciar el evangelio.

Mienten, tergiversan, corrompen, desfiguran. Como escribió C. S. Lewis en sus inolvidables Cartas del diablo a su sobrino, Orugario no podría estar haciendo mejor su trabajo. Escrutopo estará disfrutando de lo lindo. Por esta razón, nuestra jerarquía debe cuidar mejor lo que dice y cómo lo dice.

En el nº 2.659 de Vida Nueva.

Compartir