La Iglesia no trata igual a sus hijos

(Javier Sánchez– Fuenlabrada, Madrid) Soy cura en la parroquia de la Sagrada Familia de Fuenlabrada (Madrid) y, además, capellán en la cárcel de Navalcarnero. Con motivo de la Fiesta de la Sagrada Familia el pasado diciembre, dos miembros de las comunidades neocatecumenales, “kikos”, como se les conoce popularmente, fueron a mi parroquia para ver si podían informar del acto de apoyo a las “familias cristianas” que un grupo de la Iglesia iba a celebrar en la Plaza de Lima, en Madrid. Y digo un grupo de Iglesia porque yo, y otras muchas personas, somos también parte de la Iglesia y no nos sentimos representadas en aquel acto.

Cuando pasaron a la sacristía, les dije, como les había dicho el año anterior, que ese acto me producía mucho pesar y dolor, porque la Iglesia jamás había protagonizado uno en apoyo a los presos y a sus familias (yo no lo recuerdo…), y que sí lo hacía en favor de la “familia tradicional” y en apoyo de la “vida del no nacido”. Les dije que, evidentemente, la familia, desde el Evangelio, no era sólo un hombre, una mujer y muchos hijos, sino, en el fondo, un grupo de personas que se quieren, se respetan y se comprometen juntos. Y que, por supuesto, la vida intrauterina es muy importante, pero no mucho más que la vida nacida. La Iglesia, les dije, no da una importancia similar a todos los temas: los pobres siguen sin contar, hay una semana de lucha contra la pobreza en octubre, con su manifestación, pero la Iglesia oficial ni va ni envía a nadie para que lo diga en las parroquias, cosa que hace cuando hay que manifestarse contra el aborto o contra los homosexuales. Nunca la Iglesia se ha manifestado en la Plaza de Lima en favor de los presos y de sus familias, y, desde luego, en la prisión de Navalcarnero hay mucho sufrimiento y, por eso, también mucha necesidad de misericordia y de ternura. Por eso creo que la Iglesia tiene que pedir perdón por no tratar a todos sus hijos por igual.

En el nº 2.698 de Vida Nueva.

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