La Gente del Sábado Santo

José María Rodríguez Olaizola(José Mª Rodríguez Olaizola– Sociólogo jesuita)

“En muchas de nuestras historias se entrelazan esas dos dimensiones profundas de la vida. Es la pasión en sus dos vertientes: la plenitud del encuentro, cuando uno exulta, y la soledad del sufrimiento, cuando parece que nada puede iluminar las tinieblas. Pero, más allá de esa experiencia, ahí sigue la pregunta por la Vida, por la palabra última, por los sepulcros vacíos”

Muchas veces uno se pregunta, si es que Jesús resucitó hace dos mil años, por qué todavía no estamos como unas castañuelas, por qué este “sí, pero con reservas”, o este “ya, pero todavía no”. Por qué esta fe que anima, pero no entusiasma. 

Y es que aún no parece haber llegado la buena noticia del todo. O no la sabe uno escuchar. O es que acaso seguimos siendo como los discípulos, a quienes otros se lo han contado, pero no lo hemos visto con nuestros propios ojos, y aunque queremos creerlo queda un resquicio de “ojalá”. Somos conscientes del amor y de la cruz. Quizás nos hayamos asomado a ambas experiencias. En muchas de nuestras historias se entrelazan esas dos dimensiones profundas de la vida. Es la pasión en sus dos vertientes: la plenitud del encuentro, cuando uno exulta, y la soledad del sufrimiento, cuando parece que nada puede iluminar las tinieblas. Pero, más allá de esa experiencia, ahí sigue la pregunta por la Vida, por la palabra última, por los sepulcros vacíos. Una pregunta que a veces se asoma a las respuestas, pero muy a menudo queda en el aire.

Habrá en nuestra vida días de encuentro, días de cruz y momentos en los que intuyamos la resurrección con alegría desbordante. Pero, a menudo, seremos la Gente del Sábado Santo, vislumbrando una aurora que no terminamos de descubrir. Quizás la vida sea este tiempo para la esperanza incierta, para seguir confiando en una promesa que decimos cumplida, para la búsqueda que no se rinde, para el salto al vacío de la fe y para la calma cansada de quien se niega a abandonar el camino, porque sigue confiando. He ahí el miedo, la tormenta, y la promesa. Todo en uno. Fiarse. Esperar. Soñar. Creer. Arriesgar. Porque dicen que está vivo.

jmolaizola@vidanueva.es 

En el nº 2.655 de Vida Nueva.

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