La fuerza ecuménica más poderosa

ENRIC BARULL CASALS. GIRONA | La unidad visible de quienes confiesan la fe en Jesucristo es una exigencia que procede del Evangelio, y también una condición para cumplir eficazmente la tarea de anunciarlo al mundo. Los ocho días de Oración por la Unidad de los Cristianos han sido una nueva oportunidad de ahondar en este camino.

Pero la anhelada unidad de los cristianos no se consigue solo con una cordialidad y una cooperación estratégica basada en intereses comunes. Solo será posible a partir de la transformación de la vida de los creyentes, a partir de la conversión interior. Hoy tenemos una tarea ecuménica central: ayudarnos mutuamente a creer cada vez más viva y profundamente.

El Papa ha recordado que, igual que los mártires de la época nazi propiciaron nuestro acercamiento recíproco, también hoy la fe vivida en un mundo secularizado será la fuerza ecuménica más poderosa que nos congregará, guiándonos a la unidad en el único Señor.
No ha sido una semana para juegos florales y frases bonitas, sino para dejarnos guiar por el Señor hasta el origen y fundamento de nuestra fe común.

En el nº 2.789 de Vida Nueva.

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