La fe de los sencillos

(José María Rodríguez Olaizola– Sociólogo jesuita)

‘Me pelearon Dios y el diablo, y ganó Dios, y ésa es una buena mano a la que agarrarse’. Estas declaraciones de Mario Sepúlveda nada más salir de la mina de San José de Atacama son un canto a la fe de los sencillos y un soplo de aire fresco”

“Me pelearon Dios y el diablo, y ganó Dios, y ésa es una buena mano a la que agarrarse”. Estas declaraciones de Mario Sepúlveda nada más salir de la mina de San José de Atacama son un canto a la fe de los sencillos y un soplo de aire fresco. Para quienes a menudo intentamos vivir la fe desde la sofisticación, buscando el equilibrio justo entre razón, confianza y voluntad, como si fuera una fórmula exacta o una receta delicada.

Cuando uno a veces se pierde en disquisiciones sobre la necesidad de reformular la fe en categorías que puedan entender los contemporáneos. En medio de una cultura que nos cuestiona y nos aboca a la duda metódica… de golpe una frase directa, entusiasmada, sencilla y profunda atraviesa todas nuestras corazas de escepticismo y hace que, por un rato, digamos, contagiados de esa fe no pretenciosa: “¡Pues es verdad!”. Es verdad que estos hombres confiaron, y sus familias confiaron, y un país entero confió. Y rezaron, con la fe rotunda de quien se aferra a la esperanza. No se rindieron, aunque todo invitara al abandono. Pelearon, seguramente, contra el miedo, contra la locura, contra sus demonios. “… Y ganó Dios”.

Y aunque tendremos que volver a nuestras teologías y elucubraciones; aunque necesitaremos de nuevo recurrir a preguntas y respuestas sin fin; aunque volveremos a intentar traducir lo que creemos de modo que podamos dialogar con tantos que no creen, e intentaremos resultar interesantes y sutiles por el camino… sin embargo, de vez en cuando vendrá bien reposar. Sonreiremos al recordar que la vida es una lucha en la que, a menudo, pelean en nosotros lo mejor y lo peor, que no estamos solos, que podemos elegir a qué mano agarrarnos, y podemos rezar, en la hora difícil, al Dios que no nos abandona.

jmolaizola@vidanueva.es

En el nº 2.727 de Vida Nueva.

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