La caída de los imperios

Jesús Sánchez Camacho, profesor CES Don Bosco JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Profesor CES Don Bosco

La superproducción de Ridley Scott no solo ha tenido impacto en el cine religioso. En nuestro país, la repercusión de Exodus también ha sido económica. Hace un año, Almería fue el escenario de un Moisés (Christian Bale) desafiante con el poder omnímodo de Ramsés II (Joel Edgerton). Scott muestra la grandeza de un imperio y el temor de hititas y hebreos, que ni se atreven a toser en el esplendor de Egipto.

Vida Nueva 259 - Jesus Sanchez CamachoEn 1965, la Era del Imperialismo ha quedado atrás. Una humanidad, afligida por la barbarie de la II Guerra Mundial, aplaude un nuevo panorama geopolítico: la descolonización. El mundo es consciente de que la ambición de cada país ha dejado suficiente sangre derramada. El siglo XIX, en una revolución industrial que persigue la búsqueda de materias primas fuera de Europa, oculta escabechinas que solo quedarán inscritas en la memoria de los pueblos colonizados. Winston Churchill lo advirtió: “La historia la escriben los vencedores”.

En el nº 459 de Vida Nueva, Antonio Alférez presenta la Commonwealth en un reportaje. “La política inglesa tenía que inventar algo, algún sistema que diera continuidad al imperio”, sentencia el periodista. Esta nueva organización permite que países exmiembros de un imperio continúen permaneciendo unidos. El estatus de los ingleses era ventajoso. Sobre todo, para la libra esterlina, beneficiada por las reducciones arancelarias de las importaciones y exportaciones.

Hace un par de semanas, Jalis de la Serna, En tierra hostil, dirigió su cámara hacia Corea del Norte. El español Alejandro Cao de Benós, representante occidental del imperio norcoreano, defendía con frivolidad al estado autocrático de Kim Jong-un, que –según el último informe de la ONU– incurre en atrocidades con los disidentes políticos y no cesa de desafiar a Occidente.

Hoy, no pocos imperios políticos, religiosos, económicos y culturales amenazan los derechos de los seres humanos. Sus cooperadores adolecen de perspectiva histórica. Ignoran que todo imperio abyecto acaba sufriendo sus propias plagas. Desgraciadamente, no siempre los esclavos logran sobrevivir para abrazar la libertad.

En el nº 2.931 de Vida Nueva

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