La autonomía de la Iglesia

Amadeo Rodríguez(+ Amadeo Rodríguez Magro– Obispo de Plasencia)

“Sólo desde el testimonio claro, fiel y cordial de los católicos, se logrará que se respete la autonomía de la Iglesia, sin que dé la impresión de que se vienen abajo los fundamentos de la democracia cada vez que, como es su deber, ésta hace una valoración moral en voz alta”

Qué valor tiene la voz de la Iglesia en España? Si nos atenemos a las reacciones que provocan las palabras de algún obispo, habría que decir que realmente mucho. Expone la doctrina común sobre el aborto y sobre sus consecuencias morales, y se produce una cascada tal de declaraciones que da la impresión de que, afortunadamente, a nadie deja indiferente lo que diga la Iglesia, por mucho que el tono de las respuestas sea airado y descalificador. Aunque se esgriman otras razones, esas palabras han molestado a algunos porque ponen el dedo en la llaga sobre el conflicto moral que siempre debería producirse en la conciencia libre de unos ciudadanos católicos, al tener la obligación de ser coherentes con su fe a la hora de tomar decisiones en la vida política. Las protestas son la reacción de quienes tienen en sus manos el destino de muchas vidas y no quiere que se le recuerde que no son Dios.

También se ha puesto de relieve que hoy muchos no saben qué es la Iglesia y cómo es su relación con el mundo. Unos, porque han sido atrapados por un secularismo que se pasea a sus anchas por la conciencia de bastantes católicos, en los que ha logrado contaminar sus valores y su coherencia de vida. Y otros, porque, como muy bien ha puesto al descubierto este debate, en la Iglesia hay un cierto déficit de formación y, por tanto, es necesaria una explicación clara, sólida y sencilla sobre lo que ella es, hace y dice; es decir, sobre lo que es esencial y específico de su ser y su misión. Pues bien, sólo desde el testimonio claro, fiel y cordial de los católicos, se logrará que se respete la autonomía de la Iglesia, sin que dé la impresión de que se vienen abajo los fundamentos de la democracia cada vez que, como es su deber, ésta hace una valoración moral en voz alta.

arodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.684 de Vida Nueva.

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