La atención

pablo-dors(Pablo d’Ors– Sacerdote y escritor)

“La atención que prestamos a algo es el termómetro más exacto de nuestro amor. El amor es un estado de atención completo; y la atención total conduce al amor. Amamos sólo aquello a lo que atendemos. Resulta imposible amar aquello a lo que no se ha estado atento”

Los grandes hombres y mujeres de todos los tiempos se han caracterizado por su notable capacidad de atención. La atención es, precisamente, lo que les hizo grandes. No hay de qué extrañarse: sólo gracias a la atención vemos las cosas tal y como son; y en eso (en ver que un árbol es un árbol, una piedra una piedra y un pájaro un pájaro) radica la auténtica espiritualidad. No hay que elucubrar, sólo mirar. La realidad no esconde otro enigma que el de la propia realidad. Querer ver enigmas en las cosas es lo que nos priva de las cosas mismas.

La mayor miseria del hombre es su dispersión. Dispersos estamos en muchas partes y en ninguna. Al vivir atentamente, en cambio, deja uno de pensar en necedades o tonterías. Porque lo cierto es que aquello que solemos pensar, bajo un aspecto trascendental, no pasa casi siempre de ser una tontería; los pensamientos sobre la vida cotidiana, en cambio, bajo el aspecto de una tontería, son auténticamente trascendentales. Sí, la felicidad radica en lo elemental. Esta es la razón por la que nadie está privado de la posibilidad de una auténtica vida interior.

La atención que prestamos a algo es el termómetro más exacto de nuestro amor. El amor es un estado de atención completo; y la atención total conduce al amor. Amamos sólo aquello a lo que atendemos. Resulta imposible amar aquello a lo que no se ha estado atento. Toda la educación que debería brindarse a los jóvenes tendría que estar orientada al desarrollo de la atención. La compasión brota espontánea si estamos atentos al necesitado. No es posible estar atentos a un necesitado y no ser compasivo con él. El egoísmo, la avaricia, la envidia… todo eso es fruto de la dispersión. Dios mismo es, fundamentalmente, un misterio de atención.

En el n º 2.663 de Vida Nueva.

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