‘Volem bisbes catalans’

Fue ya la petición en 1966 a favor del nombramiento del cardenal Marcelo González

Cronica

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Vuelve en un año mítico para Cataluña, como es este 2014, aquel eslogan, Volem bisbes catalans, que fue bandera durante la campaña promovida en 1966 por el nombramiento del más tarde primado de España, el cardenal Marcelo González, sucesor de Modrego en Barcelona. Reverdeció la campaña con la sucesión de Jubany.

Fue elegido el entonces obispo de Tortosa, Lluís Maria Martínez i Sistach, pese a que varios sectores del gobierno del PP urdieron estrategias para que el elegido fuera el actual arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña. Lo cuenta José María Aznar en el libro reciente de sus memorias. Y de nuevo sale el mismo deseo a la palestra, tras saberse que el cardenal Antonio Cañizares pudiera ser el sucesor de Sistach, dos años a la espera de sustitución, como sucede con el arzobispo de Madrid, que va ya camino de tres años de prórroga.

Vuelve la reivindicación y el malestar, no solo desde la lejanía, en otros lugares de España, sino también en las mismas comunidades catalanas, dolidas por el poco esfuerzo que se pone en comprender sus razonados deseos. No es fácil sustraerse a los movimientos en sedes episcopales. La naturaleza y misión que el Concilio Vaticano II asignó a los obispos es muy determinante en las Iglesias locales.

cardenales Antonio María Rouco y Lluís Martínez Sistach

Los cardenales Antonio María Rouco y Lluís Martínez Sistach.

No hay que alarmarse cuando el tema se aborde con seriedad y objetividad. Hay quien ha reaccionado con desdén a las recientes informaciones publicadas por Enric Juliana en el periódico La Vanguardia y cerradas con un editorial sereno y propositivo el pasado domingo. Junto a ellas, y en la versión digital, una encuesta sondeaba la idoneidad del nombramiento del cardenal curial. A día de hoy , ha habido 8.002 respuestas, de las cuales el 76% estaban en contra; el 23%, a favor; y no se definía un 1%.

Habría que preguntarse si no hay en aquellas Iglesias obispos y sacerdotes preparados para esta misión en momentos delicados. Hay que buscarlos. El Papa, en su discurso a la Congregación de Obispos el pasado 27 de febrero, concluía diciendo: “¿Dónde podemos encontrar hombres así?… No es fácil”. Y, refiriéndose al consejo del profeta Samuel recomendando a David como sucesor de Saúl, responde: “Di que lo traigan… También nosotros debemos escrutar los campos de la Iglesia presentando al Señor a los idóneos”.

Cuando en Cataluña se viven momentos convulsos, y sobre los que falta perspectiva y voluntad de comprensión por ambas partes; cuando la tensión crece con el tema nacionalista y se vuelve arma letal, arrojada por intereses variados que buscan una relación no homogénea, que evite un sentimiento de vasallaje, los obispos y sus Iglesias deberán seguir aportando espacios de diálogo y palabras serenas. El cardenal Cañizares sigue siendo, hoy por hoy, sinónimo del concepto: “La unidad de España es un bien moral”, fraguado y defendido con ardor por él, con altavoces políticos y empresariales interesados.
 
En el nº 2.893 de Vida Nueva

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