Iglesias demasiado tiempo cerradas

PILI S. MONTALBÁN. BARCELONA | En muchas ciudades de todo el mundo se impide el libre acceso al interior de las iglesias fuera del horario de las misas. El cardenal vienés Schönborn dio recientemente una sabia sentencia sobre el particular: “En Austria, luchamos constantemente para conservar nuestras iglesias abiertas, accesibles a los fieles”.

“Haced lo imposible para permitir a las personas que buscan a Dios y que Dios espera: ¡no cerréis las puertas de vuestras iglesias, por favor!”. “Mucha gente no va ya a misa, pero va a la iglesia si está abierta, para encender una vela. ¡No es malo que el sacerdote sea sorprendido en flagrante delito de oración ante el tabernáculo!”.

Lo cierto es que la complicación de los horarios de los ciudadanos y el escaso tiempo libre se unen al hecho de que las parroquias sean cotos particulares del cura a cargo, que restringe a su conveniencia las visitas a Jesús Sacramentado. Los propios obispos, pues, son responsables de que los sacerdotes no ejerzan de meros funcionarios sujetos a un estricto horario.

En el nº 2.778 de Vida Nueva.

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