Homenaje a una misionera

AMALIA PEREDA. NIRMALLI, INDIA | Quiero, con esta carta, hablarles de Guadalupe Velasco, misionera de Cristo Jesús, de su testimonio en la India, donde llegó muy jovencita, sustituyendo a otra religiosa que se puso enferma. Su primera misión fue Kohima. Luego, con los nagas, durante la Segunda Guerra Mundial.

Con ella, Margarita Cifre y monseñor Bars, entró el catolicismo en Nagalands. Su segunda misión fue la leprosería de Tura, también en la India. En aquellos tiempos (1948) no había buenas medicinas para la lepra. Los enfermos tenían llagas (llenas de gusanos) y deformidades. Ella les curaba y les quitaba los gusanos. Igualmente, Guadalupe consiguió, con ayuda de los bienhechores, mejorarles la vivienda y la dieta.

A los hijos de los leprosos les ponía a estudiar en distintos sitios, lejos, para que no supiera la gente que eran hijos de esos enfermos. De estos hay muchos muy agradecidos.

Ahora, el Gobierno no les da de comer, porque los leprosos, dice, ya están curados, y no quieren ese tipo de enfermos. Pero esta misionera se las apaña para que sigan comiendo.

Guadalupe tiene 86 años. Ha dado su vida por los pobres. Aún va a diario a la leprosería. Hasta el día de la Inmaculada, porque se estaba muriendo uno y no quería desatenderle. Hace poco le hicieron una fiesta por los 50 años de trabajo con los leprosos. Y los médicos le regalaron una pasmina.

Pueden enviar sus cartas con sugerencias o comentarios a: director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.752 de Vida Nueva

Compartir