En un sentido servicio religioso multiconfesional, cientos de fieles –entre ellos el presidente del país, René Préval– se congregaron el pasado día 12 ante las ruinas del Palacio Nacional de Haití, en Puerto Príncipe, para asistir a la misa en recuerdo de las más de 200.000 víctimas mortales del terremoto, justo un mes después del desastre. A la misma hora en que la tierra empezó a temblar, sembrando durante un minuto la desolación en el país más pobre de América, los haitianos se arrodillaron y rezaron por los fallecidos, algunos todavía bajos los escombros. Actos similares se sucedieron en otros puntos de la ciudad, del resto del país y en todo el mundo.
En el nº 2.696 de Vida Nueva.
