Gastos en la visita papal

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

Cuando se cuestionan los gastos de la visita del Papa, se olvida el sentido común. A mí me vale una sola razón para justificar ese gasto: ¿no se lo merece el gran número de cristianos que en Galicia y en Cataluña trabajan en las lindes de la pobreza y la marginación en estos tiempos de crisis? ¿Se olvidan muchos de los que se oponen que, gracias a estos cristianos, hoy son muchos los marginados que encuentran salida a sus dificultades mientras ellos sólo se lamentan pancarta en mano? Los cristianos gallegos y catalanes tienen derecho a que, de sus impuestos, se paguen algunos gastos, dentro de la austeridad. Aunque sea en igualdad de condiciones con el Día del Orgullo Gay o la fiesta para recibir a la ganadora Selección Española, que son eventos sufragados por los ciudadanos con sus impuestos. Oponerse a estos gastos, que redundarán en beneficios a la postre, es un ejemplo más de la miopía que nos devora. Para muestra, un botón: un periódico madrileño decía que, en Londres, veinte mil  personas se habían manifestado en contra de la visita del Papa. Yo estaba allí y les digo que, aún calculando generosamente, no había más de cinco mil manifestantes. Así nos luce el pelo y por ahí van las cosas.

Publicado en el nº 2.724 de Vida Nueva (del 9 al 15 de octubre de 2010).

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