Francisco y el zika: ¡bendita claridad!

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El Papa responde a los periodistas a su vuelta de México

JAVIER DE LA TORRE, DIRECTOR DE LA CÁTEDRA DE BIOÉTICA EN LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS

La ventaja de tener un Papa que entiende el lenguaje de la calle y no está tan condicionado por alambicados argumentos teológicos o parálisis curiales es que normaliza lo que ya la mayoría del pueblo cristiano vive con tranquilidad. Para más del 95% de la población, la anticoncepción no es motivo de duda moral. En el Sínodo sobre la Familia, la anticoncepción artificial no ha aparecido prácticamente. La mayoría de los católicos percibe muchas valoraciones de los métodos “como una injerencia en la vida íntima de la pareja”. El enfoque del Sínodo ha ido “más allá de los métodos”, subrayando la importancia del diálogo, el respeto de los tiempos, la formación de la conciencia y la dignidad del otro. El tono ha sido más positivo y propositivo.

Las palabras del Papa van en la línea de Pablo VI de la licitud del uso de anticonceptivos con fines terapéuticos, del “mal menor” de la Conferencia Episcopal Francesa, del permiso para emplear anovulatorios a unas religiosas ante las amenazas de violación de un grupo armado, de las reflexiones de muchos cardenales ante el tema del sida (Martini, Cottier, Tettamanzi, Monsengwo, etc.) y del papa Benedicto XVI en su libro Luz del mundo sobre su uso en contextos de prostitución.

Quizás más importante sea su distinción entre anticoncepción y aborto, y que nos recuerde que “evitar el embarazo no es un mal absoluto”. Pero eso ya también lo expresó “claramente” el Pontífice cuando habló “coloquialmente” de paternidad responsable al volver de Filipinas. Lo radicalmente nuevo de este Papa es su mayor respeto, la comprensión de situaciones dramáticas y su bendita claridad. Gracias.

En el nº 2.978 de Vida Nueva

 

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