Francisco habla a la Curia

ENRIC BARRULL CASALS (GIRONA) | En su discurso de Navidad a la Curia, les habló Francisco del endurecimiento mental y espiritual, de las instituciones que se encierran en sí mismas y planifican; sin embargo, son incapaces de llorar con los que lloran y de reír con los que ríen. Les habló sin tapujos, expresando un deseo en positivo al anhelar que sea un pequeño modelo de la Iglesia, capaz de autocrítica y mejora.

Con un discurso así, Francisco enseña a la Iglesia entera el camino. Nos recuerda lo esencial: si no nos alimentamos cotidianamente con la Palabra y la Eucaristía, corremos el riesgo de convertirnos en burócratas, porque, quien ha perdido la memoria de su encuentro con el Señor y depende solo de sus propias pasiones y manías, termina por mirarse solo a sí mismo y por levantar muros a su alrededor.

En el nº 2.295 de Vida Nueva

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