Fotos movidas

JOSÉ LUIS CORZO | Profesor del Instituto Superior de Pastoral de Madrid

“Nuestro sitio está junto a los parados, los pobres, los emigrantes y las víctimas, no para salir guapos en la foto, sino para ser coherentes con el Evangelio”

Se están convirtiendo en una masa ajena, peligrosa y puede que inútil. Me resisto a decir “son todos iguales”, porque no me identifico con el hombre de la calle, desencantado y pasota. Aunque se lo ganan a pulso. Son los políticos.

Ostentan su rivalidad hasta el hastío, como si esa fuera la cuestión española (en vez del paro y la hipoteca), día tras día, una y otra vez. A quien quiere convencerme de alternativas le suelto mi tesis (inédita hasta hoy): sí, a Zapatero le tocó en una rifa ser jefe de gobierno, pero su oposición le convierte en un estadista, de mala que es.

Estoy harto y noto mi peligro: ellos no son un gremio ni una casta, sino servidores de la población, y así solo favorecemos el fascismo. Pero es que los hay medio-procesados por corruptos ¡y muchos! Cunde Berlusconi, cuando yo aprendí en Roma, siendo joven, la mejor democracia.

Pues ¿no van ahora y se niegan los europarlamentarios a viajar en clase turista, en vez de preferente? Alguno ficha el viernes en Bruselas para cobrar la dieta y corre al avión sin cumplir la jornada y regresar a casa. Seguro que no es esto lo más gordo ni arreglaría nada, pero revela algo nuevo: el paisaje ambiental desajusta el objetivo y mueve las fotos; los guapos de siempre ahora salen muy feos ¡y tan quietos!

No debe pasarnos así en la Iglesia. El panorama nacional y global es tan grave que hasta callar algunas cosas o mencionar las laterales suena como estridencia. Nuestro sitio está junto a los parados, los pobres, los emigrantes y las víctimas, no para salir guapos en la foto, sino para ser coherentes con el Evangelio. Que las fotos de mayo y del verano no las mueva la crisis. No por el qué dirán, sino por declarar a quién servimos.

En el nº 2.750 de Vida Nueva.

Compartir