Fernando Sebastián, un capelo agradecido a su labor

Fernando Sebastián, nuevo cardenal

Fernando Sebastián, nuevo cardenal

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Que solo haya un español en la lista de nuevos cardenales que el Papa creará en el consistorio de febrero, y que este sea emérito, además de tener 84 años, no significa desdén, desconocimiento o simple olvido de Bergoglio para con España. ¡Todo lo contrario!

No está obligado a aceptar hechos consumados, poniendo birretas a los titulares de sedes tradicionalmente cardenalicias. No hay razones objetivas para que sean cardenales los arzobispos de Toledo, Valencia, Sevilla o Santiago de Compostela, por mera historia.

Primero los nombres y ya llegarán los capelos. Habrá más consistorios; y no muy tarde. A Sevilla, injustamente, la olvidaron largo tiempo. Carlos Amigo esperó con paciencia franciscana y, en el último cónclave, fue “cardenal elector”. ¡Ya ven!

El detalle, en esta ocasión, es más símbolo que otra cosa. Es agradecimiento y justicia. Ha pasado igual con el que fuera secretario de Juan XXIII, quien, con 98 años, recibirá la birreta cardenalicia.

Fernando Sebastián Aguilar, arzobispo emérito de Pamplona, tras pasar por León, Granada y Málaga, además de haber sido secretario general de la Conferencia Episcopal, se merecía el capelo, del que estuvo tan cerca cuando Benedicto XVI optó por Agustín García-Gasco, entonces en Valencia, y ya fallecido.

Nombrar cardenal a alguno de
los actuales arzobispos
hubiera hecho aumentar las cábalas
sobre los próximos pastores de Madrid o Barcelona.

Nombrar cardenal a alguno de los actuales arzobispos hubiera hecho aumentar las cábalas sobre los próximos pastores de Madrid o Barcelona. Cada vez los datos hacen pensar más en el nombre de Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid, para Madrid, tras lo cual sería creado cardenal en un próximo consistorio (Rouco fue nombrado cardenal cuatro años después de haber llegado a Madrid).

Calculada operación la de Roma para que los cambios se hagan acompasados y sin estridencias. Al Papa le sigue preocupando, y mucho, la Iglesia española, con tantas hipotecas en el futuro contraídas en dos décadas largas, muy largas.

Con el nombramiento de Fernando Sebastián, Bergoglio ha señalado un estilo: bien formado, dialogante, hacedor de puentes y apreciado por los obispos. Habitual conferenciante, columnista de Vida Nueva (con él son ya tres los cardenales asiduos a estas páginas), reside en Málaga. Además, agradecimiento. Apartado del aparato eclesiástico, para malestar de muchos obispos, que veían cómo se silenciaba a una de las voces más claras del Episcopado.

En España, tras la muerte del cardenal Carles, la media de edad de los cardenales es de 82 años. A excepción de Cañizares (68), todos están cumplidos canónicamente, incluso en Madrid (77) y Barcelona (76). Los otros son: Álvarez (88), Amigo (79), a quien le aceptaron la renuncia con inusitada rapidez, y Estepa (88). El resto están en Roma: Martínez Somalo (86), Herranz (83), Santos Abril (78). Un equipo de meritorios a la espera de otros.

En el nº 2.878 de Vida Nueva.

 

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