(Lucía Ramón Carbonell– Profesora de la Cátedra de las Tres Religiones de la Universidad de Valencia)
“Algo no funciona en una sociedad que se divierte viendo cómo se humilla a las personas en los programas de televisión, o donde está de moda regalar una prostituta para una despedida de soltero”
El Observatorio Cívico Independiente (OCI) de la Alianza Evangélica Española ha hecho público un informe sobre el tráfico y la trata de seres humanos en España que destaca la relación entre la trata y la explotación sexual de las mujeres. El texto comenzó a elaborarse en 2007, coincidiendo con el bicentenario de la abolición del tráfico de esclavos en el Imperio Británico, promovida por el diputado protestante William Wilberforce.
En 1886, los protestantes españoles Julio Vizcarrondo y Antonio Carrasco, representantes de la Sociedad Abolicionista Española, consiguieron abolir la esclavitud en las colonias de Puerto Rico y Cuba. Gracias a ellos, España dejó de ser el único país europeo que la mantenía. De nuevo hemos de agradecer a los hermanos evangélicos su compromiso contra la esclavitud y a favor de las mujeres traficadas.
El informe denuncia que, de las 300.000 mujeres prostituidas anualmente en España, sólo el 5% ejerce la prostitución voluntariamente. Es una voz profética en medio de una sociedad insensible a esta forma extrema de violencia de género. La tolerancia y la hipocresía social frente a la prostitución, al mismo tiempo que se estigmatiza a las prostitutas, son estremecedoras.
En la conclusión del informe se afirma que el tráfico y la trata de personas son sólo la consecuencia más extrema de los hábitos, valores y principios que han ido calando en nuestra sociedad: “Algo no funciona en una sociedad que se divierte viendo cómo se humilla a las personas en los programas de televisión, o donde está de moda regalar una prostituta para una despedida de soltero. Las personas no se tendrían que poder comprar ni vender, ni humillar, ni consumir”.
En el nº 2.686 de Vida Nueva.
