El viejo secreto pontificio

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

Wikileaks ha sacado los colores a los servicios secretos americanos con informaciones en las que  el Vaticano también está en la lista. Dan Brown tiene materia para nuevas entregas. La fuerza de la Red. Vacío legal en el océano silencioso plagado de internautas. Linchamiento sin pudor. Todos al paredón. Desaparece la intimidad. ¡Qué se puede esperar de un sistema creado por el Ejército, propagado por las redes pornográficas y alentado por las potencias económicas! Tranquilidad en el Vaticano. Consecuencias complejas. La Red sirve para difundir el mensaje, pero en las oficinas de la Secretaría de Estado, papel y tinta y conversaciones con fondo de los tapices. El Archivo Vaticano devora todo. Los historiadores mirarán después. Leyendo El cementerio de Praga, de Umberto Eco, vemos cómo la compleja red decimonónica de informadores jesuitas, masones, judíos, gibelinos o garibaldinos tenía claro que si algo no debe saberse, no hay que decirlo, y si quieres que algo se sepa, dilo previniendo de su confidencialidad. Saldrá en Internet y te complicará la existencia. El secreto pontificio sólo lo guarda el Papa. Hay cosas en la vida que mejor deben quedar en secreto.

Publicado en el nº 2.732 de Vida Nueva (del 4 al 10 de diciembre de 2010).

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