El reloj de los políticos

Jesús Sánchez Camacho, periodistaJESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Periodista

El 10 de septiembre de 1966 (nº 539), una breve noticia anunciaba los 100 años de vida del reloj de la Puerta del Sol de Madrid. La revista justificaba la popularidad de la máquina, “por haber servido fielmente la hora oficial de la nación a todos los españoles (…). Se le conoce habitualmente por reloj de Gobernación, porque después del servicio para Correos, la casa fue habilitada para Ministerio de Gobernación y funcionó como tal más de 90 años. Ahora, y sin haberse movido de su torre, corona la actual Dirección General de Seguridad”.

Era un reloj que no solo había acogido en su interior reuniones importantes, también señalaba la fecha de otros aspectos de la sociedad española, como la festiva celebración del 31 de diciembre. Al mismo tiempo, marcaba la hora a los capaces y mediocres de aquel edificio; y a los transeúntes que paseaban bajo la sombra del inconformismo o bajo el cómodo paraguas de la alegría. Al medir los tiempos de las dichas y desdichas de la sociedad, era impensable que aquella máquina se parara, pues había puesto fin a la imprecisión horaria de los españoles.

Hoy el reloj funciona mejor que nunca, debido a la climatización de su maquinaria. Sin embargo, se siente triste al ver que algunos de sus hermanos, que pasean en las muñecas de sus relojeros, dejaron de funcionar. El orgullo les impide juntarse y arreglar un país que lleva unas horas de retraso.

Publicado en el número 3.003 de Vida Nueva. Ver sumario

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