El Papa pulsa la opinión sobre las familias

familia en la calle con paraguas en un día de lluvia

familia en la calle con paraguas en un día de lluvia

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Ha sorprendido el cuestionario que el Papa ha hecho llegar a las diócesis de cara al sínodo extraordinario en el que se abordará el tema de la familia. En otras ocasiones se han hecho cuestionarios, aunque menos atrevidos y con mayor sigilo. Lo novedoso es haber hecho público el cuestionario y su contenido. Ni trampa ni cartón. Es el camino “sinodal” que Francisco quiere dar a la Iglesia. La familia está en el núcleo mismo de la transmisión de la fe, en la que tiene un papel decisivamente relevante.

En esto habría que leer a Tolstoi. Al inicio de Anna Karenina dice: “Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”.

Los motivos no pueden soslayarse con el simple “sacrificio” y el recurrente “es la voluntad de Dios”. El tema ocupa y preocupa a la Iglesia, y particularmente a cristianos que buscan vivir su fe en medio de situaciones familiares que son consideradas “irregulares”.

Para muchos, el camino no es otro que la “doble vida”, que tanto desgasta y tanta paranoia desata, abonando la esquizofrenia. La lista es larga: divorciados vueltos a casar, parejas unidas solo civilmente, sacerdotes secularizados a los que la dispensa se les retrasa hasta los cuarenta años, jóvenes que viven juntos ad experimentum, ancianos que se unen y evitan casarse para no perder su escuálida pensión, personas del mismo sexo acogidas, o no, a las leyes de matrimonio civil en los países en donde están en vigor, matrimonios sociológicos que tantos quebraderos de cabeza dan a los tribunales eclesiásticos cuando dirimen sobre la nulidad…

La encuesta sondea sobre la recepción hoy de la Humanae vitae y la fractura que ocasionó en muchos sectores de la Iglesia.

Es bueno que haya debate, y que sea previo.
Llegarán opiniones de cristianos de todos los continentes.
No en todos los lugares el concepto de familia es el mismo.
Otra cosa es el ajuste de la doctrina.

No es baladí plantear estas cuestiones. Están a la orden del día. Lo grave sería hacer oídos sordos, no abrir el debate y dejar que la Iglesia camine aislada, como refleja El túnel, de Ernesto Sábato. “En todo caso había un solo túnel oscuro y solitario: el mío, el túnel en el que había transcurrido mi infancia y mi juventud, toda mi vida” , dice el protagonista, Castel, confesando la trágica certeza de su mente paranoica.

Caminar como en un túnel de cristal, viéndose, pero no comunicándose. Y hay mucha gente que vive en ese túnel toda la vida y en esa trágica certeza de quienes desean vivir plenamente la comunión eclesial, pero que se sienten obligadas a vivirla con una paranoia delirante que acaba por alejarlas de la Iglesia cada vez más.

Es bueno que haya debate. Y es bueno que sea previo, aunque el Sínodo sea solo de obispos. Llegarán opiniones de cristianos de todos los continentes. No en todos los lugares el concepto de familia es el mismo. Otra cosa es el ajuste de la doctrina. De eso ya ese están encargando con frenesí sus más acérrimos defensores.

Pero no se debería olvidar que el cristianismo no es una ideología más, en liza con otras, sino el seguimiento de Jesucristo y de su misericordia entrañable.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.870 de Vida Nueva.

 

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