(Juan Rubio, director de Vida Nueva) Las comisiones episcopales son importantes. En ellas se trabaja en proyectos y se va dando vida a los objetivos. Las hay con actividad y las hay anodinas y controladas por secretarios técnicos. Hay obispos que, alejados en sus diócesis, todo lo dejan a ellos. Otros inciden más. Ha habido un giro, especialmente en algunas de ellas. Presidir una comisión es estar en la Permanente, y eso importa.
Hay en estas elecciones algunos nombres que se han caído para ciertas comisiones en las que la cosa iba a mal. Sensatez en Doctrina de la Fe con González Montes, en Vida Religiosa con Vicente Zamora, en Pastoral con Taltavull, entre otras. Se busca trabajo sereno y no convulso. Se busca trabajo en equipo y no desde el baculazo. Se buscan equipos que concreten los planes pastorales, y no creando pequeños reinos de taifas.
Hay perdedores en estas elecciones de las comisiones. Son aquellos que se han creído que todo el monte es orégano y que pueden gobernar las diócesis desde una comisión. Las diócesis las gobiernan los obispos y estas comisiones han de servirlas con generosidad y comunión, sin imposiciones vicarias. Lo difícil estará en lidiar con quienes han de coordinarlas.
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- La crónica del director: En tiempos de crisis, no hacer mudanzas
En el nº 2.744 de la revista Vida Nueva
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