El derecho a la vida, fundamento de la paz

(Académicos en defensa de la vida humana) En noviembre de 1981, ante las intensas presiones que sobre la opinión pública española se ejercían para inducirla a consentir la legalización del aborto provocado, 1.400 firmas de académicos, catedráticos y profesores universitarios respaldaron un Manifiesto afirmando el derecho a la vida como derecho primario, inviolable desde el momento de la concepción y con vigencia por encima de cualquier ley emanada de los poderes públicos. Hacían suyas también las conclusiones de la ciencia que afirma que desde la fecundación existe un nuevo ser humano, vivo, original, irrepetible, esencialmente distinto de la madre y, por tanto, con unos derechos que deben ser reconocidos, respetados y garantizados por el ordenamiento jurídico.

Tras la aprobación de la ley permisiva del aborto provocado en 1985, a lo largo de todos estos años ha tenido lugar en España un gravísimo proceso de depreciación de la vida humana, confirmado por una serie de hechos:

  • La aplicación de la ley no sólo no ha reducido el número de abortos provocados, sino que los ha multiplicado (…): 91.664 en 2005 y 101.592 en 2006.
  • El ser humano en gestación se halla en una situación de falta de garantías e indefensión, al quedar la interpretación y aplicación de la ley ajena a todo control y vigilancia jurisdiccional (…).
  • Desde el PSOE y otros partidos se vienen realizando insistentes propuestas para establecer una ley de plazos que permitiría practicar abortos sin alegar causa alguna durante los cinco primeros meses de gestación. Actualmente se puede abortar en cualquier momento del embarazo si se alega el primer supuesto (peligro para la salud de la madre).
  • Paulatina e inexorablemente, se ha ido imponiendo en la legislación española la posibilidad de experimentación con embriones humanos, cuyo patrimonio genético desde la fecundación es único e irrepetible, como objetos susceptibles de ser utilizados, manipulados, clonados o eliminados para fines diversos: experimentación, investigación, selección genética (el llamado “bebé medicamento”), tratamiento de algunos tipos de patologías (células madre embrionarias).
  • Por parte del ministro de Sanidad, Sr. Bernat Soria, se anuncia la intención de legalizar la eutanasia activa. Bajo la fórmula legal de “despenalización del suicidio asistido”, se pondría fin intencionadamente a la vida de personas en determinadas situaciones: desahuciados, determinados deficientes, etc. Así, se limitaría el derecho a la vida de los más indefensos, más débiles o más vulnerables, que quedarían discriminados.

Todos estos hechos son un claro exponente de la trivialización y cosificación de la persona, y del quebrantamiento de su dignidad. Una sociedad que no respeta la vida es una sociedad enferma que ha perdido la esperanza. Por ello, hoy queremos asegurar y reafirmar el derecho que todo ser humano tiene a ser respetado en su dignidad, desde la fecundación a la muerte natural en todos los estadios de su vida. Ningún poder está legitimado para ignorarlo o violarlo.

En consecuencia, pedimos a los poderes públicos que, de acuerdo con los principios y derechos de libertad, justicia, igualdad, dignidad y no discriminación recogidos en la Constitución y en la Declaración Universal de Derechos Humanos:

  • Se inserte después de la primera afirmación del artículo 15 de la Constitución Española, “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral”, la siguiente adición “desde la fecundación a la muerte natural”. 
  • Se promulguen las normas necesarias para que en todos los órdenes se proteja el derecho a nacer, derogando aquéllas otras que lo violan o que lo limitan selectivamente.
  • Se reconozca la personalidad jurídica del “nasciturus” en todas las fases de su desarrollo, sin olvidar al embrión.
  • Se fomenten y mejoren los cuidados paliativos, para que los enfermos que los necesitan vivan sus últimos momentos con calidad en la atención, con serenidad y con paz.
  • Se ayude efectivamente a las mujeres embarazadas, personal, social y económicamente, y se ponga a su disposición la ayuda necesaria, promoviendo para ello centros de acogida y atención.

Corresponde a todo ciudadano responsable la defensa sin ambigüedades de este inalienable derecho a la vida, cuyo respeto es el fundamento de la paz. Por ello, llamamos a la sociedad en general y a los poderes públicos, para que se cree un marco favorable a su defensa como valor supremo y para que se respete y garantice con los medios debidos.

Para adherirse a este Manifiesto: www.adevida.org

En el nº 2.642 de Vida Nueva.

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