El cristiano también lo es al volante

La CEE celebra la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico

(Juan M. Castelblanque) Con la llegada del verano y de los masivos desplazamientos por las carreteras españolas, el próximo 6 de julio se celebrará en todas las diócesis españolas la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico. En esta ocasión bajo el lema La vida, el mejor punto, un eslogan elegido por el miedo que despierta entre los conductores el actual sistema de pérdida de puntos en el permiso de conducir. “Queremos transformar este mensaje en positivo para afirmar que más que el temor a perder puntos es el respeto y la defensa de la vida propia y ajena en el ejercicio de la conducción la mejor fundamentación para ser responsables. Se trataría, entonces, de ganar puntos positivos por conservar y defender la vida”, afirma Juan Antonio Rivera, director de Pastoral de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española.

Aunque los cristianos viven en la misma sociedad que los no cristianos, “quien fundamenta su vida en el Evangelio tiene más razones para promover todo lo que es especialmente humano y que pueda favorecer la dignidad de su naturaleza”, señala Rivera, para quien ser responsable en la carretera repercute, sin duda, en una mayor seguridad vial, lo que, a su vez, incide en la integridad de la vida física de todos los que por ella transitan, conductores y peatones. “Por eso decimos que hay una relación estrecha entre ser cristiano y ser responsable en la carretera”.

Como señalan los obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones, “la misión profética de la Iglesia es la denuncia de los peligros del trafico, así como de las causas de los accidentes y, especialmente, las derivadas del factor humano. Pero no basta con la denuncia. La Iglesia debe colaborar con la Administración pública y con otras instituciones para crear una conciencia general y pública con relación a la seguridad vial, y promover una adecuada educación de los conductores, viajeros y peatones”. Una labor en la que también deben involucrarse las familias, las parroquias, las asociaciones laicales y los movimientos eclesiales, así como los medios de comunicación y la escuela.

Ya Pablo VI afirmó que “demasiada sangre es la que se derrama cada día en una lucha absurda contra la velocidad y el tiempo; es doloroso pensar cómo, en todo el mundo, innumerables vidas humanas siguen sacrificándose cada día a ese destino inadmisible”. Y es que las cifras son escalofriantes: en el siglo XX hubo 35 millones de fallecidos por accidentes de tráfico en todo el mundo, con 1.500 millones de heridos, además, tan sólo en 2001 hubo 1.200.000 muertes en la carretera.

Los orígenes de la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico se encuentran en la década de los 60. Ya entonces, ante el auge del transporte rodado, José Medina, conocido como el cura de los camioneros, puso en marcha una serie de iniciativas, como las Bienaventuranzas del Conductor o el Vía crucis en la Carretera. Fue en 1968 cuando la Conferencia Episcopal Española decide crear, dentro de la Comisión de Migraciones, el Departamento de Pastoral de la Carretera, asignar un obispo encargado de dicha pastoral y nombrar un director permanente, así como dotarlo de una red de delegados diocesanos para tal fin.

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