El conservadurismo cabalga por el erial

(Juan Rubio) Cuando los franceses decidieron entrar en España, activaron el modelo napoleónico: Vivre sous L’Espagne. No se trataba de invadir, sino de introducirse lentamente. El conservadurismo eclesial contemporáneo ha activado el modelo napoleónico sobre la estepa carpetovetónica, ese “agridulce bosquejo, entre caricatura y aguafuerte, narrado, dibujado o pintado, de un tipo de vida peculiar”, que diría Cela al definir qué es lo carpetovetónico.

Lo ves si oteas el horizonte teológico y la caza de brujas desatada, incluso contra quienes hasta hace poco pasaban por ortodoxos. Se advierte en el campo de la información con la aparición de portales digitales católicos, muy católicos, excesivamente católicos. Es la vuelta a Nocedal y Carbonero y Sol. Es una mezcla de Maeztu y Ortí y Lara; una simbiosis de Monescillo y el padre Venancio Marcos.

Algunos de estos portales hacen de algunos obispos diana constante, con aplauso y apoyo económico de otros prelados. Se repite el modelo de enfrentamiento digital argentino. Las empresas periodísticas conservadoras se alinean con proyectos políticos, usando y abusando de lo católico y convirtiendo la información religiosa en prensa, propaganda y adoctrinamiento. Se ha desatado la furia. La cruzada ha de ser dura. Política de tierra quemada. No hay tregua. Matar o morir. Acusaciones, delaciones, amenazas.

El conservadurismo cabalga raudo en diócesis, congregaciones, universidades, editoriales, seminarios, presbiterios, usando sus ejércitos bien preparados en algunas nuevas realidades eclesiales que se han arrogado el papel de víctimas martiriales, acusando de “máscaras diabólicas” a quienes ponen en cuestión sus métodos. Están convencidos de que evangelizar no es dialogar, sino machacar al adversario con mucha emotividad y poca racionalidad.

Otros, más dialogantes en su línea ideológica, sólo dialogan con iguales, la mayoría apegados a terrenos conservadores. Los más hábiles callan y actúan introduciéndose, como siempre lo hicieron, en las salas de máquinas del poder económico, mediático y político. Cuando se cuestiona su patente de conservadores, se desmarcan.

Prueba de ello es cómo, al empezar el año, han colado información privilegiada en el periódico que más detestan, El País, abonando la guerra empresarial de los grandes medios de comunicación de la derecha española. Los conservadores oficiales, con mando en plaza, se han desmarcado de los movimientos supuestamente integrados en la muy cristera y mexicana sociedad secreta Yunque y han dado sus nombres al periodista de Prisa: Hazteoír, Profesionales por la Ética, Nasciturus, Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia, Escuela de Liderazgo Social y Político, Instituto de Política Familiar, Justicia y Libertad y Fundación Burke. Incluso los desterraron a tiempo del accionariado de COPE. Hay que buscar una unidad de destino en lo universal y poner prietas las filas. ¡Menos mal!

Nadie les va a arrebatar su patente de conservadurismo. Un libro recientemente publicado en Italia, y que busca editor en España, podría ser el catecismo que estos neoconservadores tengan para seguir proclamando que no se ha sabido aplicar el Vaticano II y que hay que dar una vuelta de tuerca más a lo que allí se dijo y proclamó.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.738 de Vida Nueva

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