(Cris Téllez. Lugo) Dos conocidas actrices, María Schneider y Jane Russell, han fallecido recientemente. Sin embargo, fama y felicidad no siempre van de la mano. En una de sus últimas entrevistas, Schneider se quejaba de que su papel en Último tango en París, la película más escandalosa de su tiempo, la llevó a una crisis personal y a la droga.
Mientras Russell, símbolo erótico de una generación, quedó estéril después de abortar a los 18 años. Casada tres veces, adoptó a tres niños, pero en su autobiografía declaró que su aborto la había llevado al alcoholismo.
Posteriormente, recuperó el sentido de la vida al volver a su fe cristiana, apoyando la causa provida y fundando el ‘Grupo cristiano de Hollywood’.
Una vez declaró: “No sé cómo la gente puede sobrevivir a todas las catástrofes de la vida sin fe, sin saber que el Señor te ama y se preocupa por ti y tiene un plan para tu vida”.
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En el nº 2.746 de Vida Nueva
