Distancias

(Dolores Aleixandre, rscj)

“Leo la parábola del rico y Lázaro y doy vueltas a las indicaciones sobre el espacio que aparecen en el texto y qué distancia podía haber entre el afuera donde estaba el pobre y el adentro donde el otro se pegaba la gran vida. Me pregunto cómo era posible que no se enterara de la presencia del mendigo y si es que no salía nunca a la calle”

Leo la parábola del rico y Lázaro y doy vueltas a las indicaciones sobre el espacio que aparecen en el texto y qué distancia podía haber entre el afuera donde estaba el pobre y el adentro donde el otro se pegaba la gran vida. Me pregunto cómo era posible que no se enterara de la presencia del mendigo y si es que no salía nunca a la calle… Se me aclaran mis preguntas en unas vacaciones tardías en una playa de la costa almeriense: una carretera estrecha separa las urbanizaciones de chalets, piscinas y golf de la zona de invernaderos de plástico donde trabajan inmigrantes subsaharianos y marroquíes. Sentada en un banco del paseo junto a la playa, contemplo a una mujer africana haciéndole un peinado de trencitas a una niña rubia con aspecto nórdico. Me acuerdo del Salmo 137: “Los que nos deportaron nos invitaban a cantar, nuestros opresores a divertirlos: ‘Cantadnos un cantar de Sión’. ¿Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera?”. Y me imagino que a la africana, lo que le gustaría hacer es estar peinando a sus niñas que, quizá, se quedaron en su tierra al cuidado de los abuelos, y su versión del salmo podría ser: “¡Cómo hacer los peinados de mi tierra estando tan lejos de ella…!”.

Pasan dos señoras y una de ellas deposita con cuidado una bolsa de plástico en una papelera y le comenta a la otra: “Me han dicho que a veces vienen los negritos (sic) a mirar si hay algo, y como me voy mañana y me da fatiga tirar comida, la dejo aquí bien envuelta”. La otra dice: “De haberlo sabido no hubiera tirado yo el otro día un cus-cus que nos hizo la asistenta. Aunque es de Marruecos, no le salió bien; dice que no encontró las cosas que necesitaba”. Y me imagino a la autora del cus-cus susurrando: “¿Cómo guisar comidas típicas de mi país en tierra extraña…?”.

Y me pregunto a qué Objetivo del Milenio corresponderá hacer desaparecer estas distancias que parecen insalvables.

daleixandre@vidanueva.es

En el nº 2.724 de Vida Nueva.

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