Dickens versus Flaubert

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Siempre fui un lector empedernido de Flaubert y de su Bovary, en la que pude asomarme al alma de la insatisfacción humana y a esa lucha que el XIX abrió entre la ciencia y la fe, tan bien ejemplarizada en el diálogo que, ante el cadáver de Emma, sostenían Homais y Boursienne, el farmaceutico y el sacerdote, dos paradigmas de un siglo ante el cuerpo sin vida de una mujer que lo ejemplificaba.

Hoy aparco al ermitaño de Croixet y les invito a enredarse en las calles del Londres de Dickens. No hay escritura más realista y briosa que la de este escritor británico para entender la ruda realidad de la crisis; o mejor, de sus causas y razones. “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto”.

Es hora de abandonar las ensoñaciones de Flaubert y bajar al barro de Dickens. Entender lo que nos atrapa y abandonar lo que nos evade.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.788 de Vida Nueva.

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