Desde mi ventana

Alejandro Fernández Barrajón(Alejandro Fernández Barrajón– Presidente de CONFER)

“En otro tiempo, me desolaban las críticas absurdas y superficiales que se prodigaban en las revistas y en los blogs contra la vida religiosa. Ahora ya no. Más bien me estimulan para seguir sirviendo más y mejor a la vida religiosa y para purificarla en la medida de mis posibilidades”

Desde la ventana de mi despacho contemplo una cruz en lo alto de un campanario y a su lado tres cipreses que se empeñan en subir hasta las alturas.

Cuando los problemas se acumulan sobre mi mesa de trabajo miro a la cruz y a los tres cipreses, “enhiestos surtidores de sombra y sueño”, y me visita una inmensa serenidad.

Esos cipreses me sugieren la realidad actual de la vida religiosa, empeñada en subir hasta la cruz en medio de incomprensiones y críticas injustas, la mayoría, y también en medio de una constante fidelidad por ser de Cristo y abrazar la cruz del seguimiento. “El que quiera seguirme que coja su cruz y me siga”.

En otro tiempo, me desolaban las críticas absurdas y superficiales que se prodigaban en las revistas y en los blogs contra la vida religiosa. Ahora ya no. Más bien me estimulan para seguir sirviendo más y mejor a la vida religiosa y para purificarla en la medida de mis posibilidades. Hay miradas generosas que contemplan la amplitud del horizonte y miradas raquíticas que sólo abarcan el espacio reducido de sus propios prejuicios. Nunca he entrado en confrontación con nadie en estas polémicas, ni voy a entrar, porque siento que lo que necesitamos en la Iglesia no es confrontación, sino aceptación gozosa de la pluralidad que nos rodea y deseos de caminar juntos, en comunión cercana, y mirando siempre hacia adelante para no quedarnos atrapados en lecturas de pasado.

En fin, gracias a quienes mantienen una mirada distinta de la mía y, sobre todo, a quienes hacen posible con su entrega y su mirada samaritana una vida religiosa espiritual y encarnada.

Los cipreses siguen ahí, mirando a la cruz, y creciendo todos los días en su empeño. Y la vida religiosa, también. Y me serena.

afernandezb@vidanueva.es

En el nº 2.666 de Vida Nueva.

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