Desagravios serios

(Juan Rubio, director de Vida Nueva) Desagraviar es “quitar el agravio y repararlo dando satisfacción al ofendido”. No esperamos que lo hagan quienes llenan las paredes de los templos con grafitis ofensivos, ni quienes impiden el culto en los espacios sagrados, ni aquellos que molestan a los creyentes. Tan solo una actitud tolerante y abierta es capaz de desagraviar tanta estulticia. La presencia del cristiano en el aula, en los organismos universitarios, sin dogmatismos ni anatemas. Es el mejor desagravio. Que la voz del creyente, una voz de esperanza y de propuesta, tenga su lugar en el amplio mundo de la Universidad y del pensamiento.

Leyes protectoras de quienes cada día son empujados por sus creencias a tener que meterse en las sacristías. Las payasadas de unos jóvenes son la punta de un iceberg. No hay que darles armas con ramplonas posiciones de un cristianismo ultramontano. Los desagravios solo pueden realizarse desde una decorosa presencia que tenga la calidad de respeto que demandamos. Solo así podremos estar en el foro universitario con razones, sin dogmatismos ni sueños de antaño. Es la hora de la valentía, pero también de la sensatez por ambas partes.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.746 de la revista Vida Nueva.

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