Derechos y deberes

(José M. Vegas, cmf- Misionero claretiano en Rusia)

“¿No habíamos quedado en que los derechos humanos son universales e inalienables? Digámoslo claro: si ante el rostro de un recién nacido es absurdo exhibir derechos, pues ahí sólo existen deberes y responsabilidades, cuanto más si hablamos del no nato”

Abril de 2008, San Petersburgo, Facultad de Pediatría de la universidad estatal: un sacerdote católico, doctor en filosofía, un sacerdote grecocatólico, abogado, y un sacerdote ortodoxo, doctor en medicina y cirujano en ejercicio, hablan a los estudiantes de los fundamentos cristianos de la bioética. Algo está cambiando en este país, pionero en legislación proabortista y que ahora descubre las desastrosas consecuencias (morales, eugenésicas, demográficas y para la mujer) de una política ya casi secular. Se percibe, pese a los muchos problemas y dificultades, que se está emprendiendo un camino de vuelta hacia una cultura de la vida. Esta postura no sólo puede expresarse, sino que se le abren foros públicos.

Algo de momento impensable en España, donde las comisiones oficiales de expertos sobre estos graves asuntos son sólo la voz de su amo. Dicen que quieren “extender derechos”, como si los gobiernos pudieran sacarse de la chistera nuevos derechos; y, sobre todo, olvidando que los derechos son prerrogativas con sentido sólo en un contexto social de reciprocidad que contrapone los correspondientes deberes. Reclamar derechos sin asumir deberes es el principio de un despotismo en el que unos se afirman reduciendo a otros a meros medios instrumentales. ¿No habíamos quedado en que los derechos humanos son universales e inalienables? Digámoslo claro: si ante el rostro de un recién nacido es absurdo exhibir derechos, pues ahí sólo existen deberes y responsabilidades, cuanto más si hablamos del no nato.

Mientras unos emprenden trabajosamente el camino de vuelta, otros siguen empeñados en “progresar” hacia el final de una civilización basada en los derechos humanos y los deberes que éstos generan.

En el nº 2.631 de Vida Nueva.

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