Derechos y deberes

(Alberto Iniesta, obispo auxiliar emérito de Madrid)

“La reciente visita del cardenal Bertone a España ha despertado gran interés en los medios de comunicación social y en los ambientes de la vida política. Y no tanto por el motivo oficial del viaje -hablar en la Conferencia Episcopal sobre el pensamiento de Benito XVI acerca de la Declaración universal de los derechos humanos– cuanto por las connotaciones políticas que su visita a Madrid podría conllevar. No pocos de esos ambientes creían -y querían- que en realidad viniera a lanzar una carga de profundidad en la línea de flotación de la Conferencia Episcopal, en contra especialmente del cardenal Rouco.

Naturalmente, Bertone defraudó tan maquiavélicas esperanzas, y era muy tonificante oír por Radio María, que transmitió en directo la conferencia, el entusiasmo con que la Iglesia ha asumido este signo de los tiempos, este progreso de la historia de la humanidad tan enraizado en el humanismo cristiano. Uno de los aspectos más destacados de su intervención fue recordar que esos derechos son innatos al hombre, anteriores y superiores a toda autoridad humana, que no puede concederlos, sino reconocerlos, respetarlos, protegerlos y, en todo caso, regularlos por el bien común.

Es explicable, pero creo que es lamentable que después de tiempos y culturas en las que hayan predominado el derecho positivo y las dictaduras, se fomenten principal y casi exclusivamente los derechos, olvidando prácticamente los deberes humanos, con lo cual se desequilibra y hasta se deforma la estructura a la vez de la persona y de la sociedad. Tanto una dimensión como la otra, los derechos y los deberes, se apoyan, se justifican y necesitan mutuamente. Sé que esto no es políticamente correcto, pero creo que a la larga este asunto tendrá que replantearse de nuevo globalmente, sin miedo a hablar conjuntamente de los derechos y los deberes de toda persona humana en sociedad.

En el nº 2.648 de Vida Nueva.

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