Decíamos ayer (7 de agosto de 1971)

‘Bombas’ cristianas

“¡Sería tan delicioso realizar el Evangelio sobre la tierra ‘sin traer fuego a la tierra’ y ‘trayendo la paz y no la espada’! Pero ése sería un Evangelio distinto del de Cristo, sal de la tierra y no azúcar y mantequilla. Ser cristiano es ir poniendo ‘bombas’ por ahí. No bombas de las que matan, está claro; pero sí bombas de las que escuecen, bombas de las que obligan a llamar al pan, pan, y a la neutralidad, complicidad traidora. El hombre no sería hombre si recibiera sin molestias la voz de la conciencia que el cristiano representa. El cristiano dejaría de ser cristiano si se desanimara por ello”.

En el nº 2.672 de Vida Nueva.

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