Decíamos ayer (30 de enero de 1982)

La verosimilitud de la propia vida

“Hace unos días, un amigo, procedente de un país del llamado Tercer Mundo, recorría con nosotros las calles de Madrid y exclamaba, lleno de estupor: ‘¡Y decís que estáis atravesando una terrible crisis económica!’”. “Millones de ciudadanos del mundo entero se ‘matarían’ por recoger lo que nosotros tiramos cada día a la basura. (…) Hoy, los pueblos hambrientos ya casi ni se atreven a pedir pan. Sólo gritan con sus muñones de vida levantados: ‘¡Ayúdanos a tener esperanza!’. Piden que ofrezcamos algún signo que muestre la verosimilitud de la propia vida. Porque hemos llegado a hacer la vida inverosímil”.

En el nº 2.693 de Vida Nueva.

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