Decíamos ayer (29 de octubre de 1977)

Una respuesta para todos los tiempos

“La Iglesia no se surte de milagrosas conversiones diarias, sino, fundamentalmente, de la transmisión de padres a hijos del mensaje de Jesús. Y esa transmisión queda hoy peligrosamente cortada en muchos casos (…). Si el mensaje de Jesús no tiene respuestas para las mayores preocupaciones del hombre de hoy, las que le atosigan y le traen de cabeza, algunos podrían pensar que el Evangelio ya no es para este tiempo. ¿Y no lo piensan, de hecho, muchos? Si el Evangelio es para todos los tiempos, ¿no deberá sobresalir en cada momento lo que más inquieta al hombre?”.

En el nº 2.681 de Vida Nueva.

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