De bautizados a misioneros

(José María Arnaiz– Ex Secretario General de la Unión de Superiores Generales)

“La misión tiene que estar en el corazón del cristiano. No se orienta a una mera tarea de apagar fuegos ni a un recuperar pérdidas numéricas significativas. Es otra cosa. El nuevo paradigma de misión es el encuentro”

Conseguir dar este paso es meta de la acción pastoral de los próximos años según Aparecida. Ésta es la música de fondo del Documento. Todo él está permeado por la propuesta de la misión y de los discípulos misioneros. Los bautizados tienen que asumir que la misión no es una actividad extraordinaria, sino cotidiana.

En Aparecida se advierte una cierta insatisfacción por esta Iglesia de bautizados que supuestamente no proceden como misioneros. En la presente situación de un mundo secularizado ya es mucho ser cristiano; es algo necesario, pero no suficiente. Esta Iglesia de bautizados pierde en bastantes de los países del Continente el 1% de sus adeptos (DA 100a). ¿La causa? Son pocos los bautizados que son misioneros. 

La misión tiene que estar en el corazón del cristiano. No se orienta a una mera tarea de apagar fuegos ni a un recuperar pérdidas numéricas significativas. Es otra cosa. El nuevo paradigma de misión es el encuentro. No es atinado hablar de exclusivismo salvífico o de fundamentalismo legalista. La misión nos ayuda a conocer las grandes aspiraciones de las personas, encontrarse, vivir la experiencia de la comunidad, entender nuestro mundo y capacitarnos para transformarlo (DA 290). Realidad, conversión, transformación, encuentro son palabras claves en Aparecida (DA 213). Las que tiene que asimilar el cristiano para ser misionero. 

Cada época ha tenido su típico modelo de misión. Hoy está marcada no por la conquista sino por la integración, no por la lucha sino por el entendimiento, no por la exclusión sino por la inclusión, no por el vencer sino por el convencer. Hay urgencia de entenderla así. El esfuerzo misionero de las otras Iglesias debería estimularnos. Para que haya misión tiene que haber misioneros, pero con esta concepción de la misión, éstos se deberían multiplicar fácilmente.

En el nº 2.632 de Vida Nueva.

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