¡Dadnos el Evangelio!

Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de Barcelona SEBASTIÀ TALTAVULL ANGLADA | Obispo auxiliar de Barcelona

Esperando en el paso de peatones a que el semáforo se pusiera verde. A pie de calle, alguien nos dirige la palabra y nos dice de forma amable: “¡Dadnos el Evangelio! Es lo mejor que tenemos y, en estos momentos, lo que más nos puede ayudar, lo necesitamos”. Dos curas y yo, gratamente sorprendidos y a la vez gozosos de que alguien en medio de la calle nos animara a dar realmente lo mejor que tenemos: el evangelio escrito, pero más aún, el Evangelio mismo que es Jesucristo, en persona. Estando atentos y caminando entre la gente, como uno más, nos llegan muchas voces que esperan ser escuchadas.

Unos momentos más de conversación mientras el semáforo estaba en rojo nos hicieron ver –siguiendo sus palabras– que “comunicar el Evangelio nos une y que cuando vivimos solo de las ideas, estas con frecuencia nos separan”. Este es el lenguaje sencillo de los que van al grano y nos piden lo que realmente necesitan y esperan de nosotros. La evangelización se vive en el corazón de la vida cotidiana: una palabra amable, un gesto de cercanía y de servicio a los demás, una invitación a conocer a Jesucristo, a tener trato con Él enseñando a orar y ofrecer una participación más asidua en la Iglesia, pueden hacer que eso de ser cristiano llegue a ser algo normal y se mire con buenos ojos.

“Un predicador es un contemplativo de la palabra y también un contemplativo del pueblo”, nos dice el papa Francisco. La vivencia pastoral diaria nos presenta muchas ocasiones para responder a preguntas que la gente realmente se hace, y ahí está en juego nuestra voluntad y capacidad de respuesta. Nos ha ayudado mucho que alguien en medio de la calle, con mucha amabilidad y respeto, y diciéndonos que es lo mejor que tenemos, nos dijera: “¡Dadnos el Evangelio!”. Evangelizados para evangelizar.

En el nº 2.967 de Vida Nueva.

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