Cruda realidad

SOR MARÍA GUERRERO (BOGOTÁ) | He quedado tremendamente asombrada. Y apenada, en realidad. Una de nuestras superioras de Bogotá nos relató más de una vez su dolorosa experiencia en África. Su relato comenzaba con el rostro de decepción más penetrante que haya visto.

arecía retener cada suceso como si fuera ayer, tal cual lo menciona Rita Mboshu en la entrevista del nº 2.944. Muchas de las consagradas se ven forzadas a mendigar en las calles para comer. Y, en los casos más graves, a entregarse sexualmente a los curas de sus mismas comunidades para poder vivir.

Recuerdo con gran tristeza que dudé mucho de aquellas anécdotas, ya que mi fe, mi apego a la Iglesia y el amor al Señor me impedían aceptar que hechos tan atroces podían pasar dentro de nuestra propia Iglesia. Artículos como este deben salir más a luz para acabar con hechos tan lamentables para la Iglesia y para quienes aún nos encontramos al servicio de Dios.

En el nº 2.949 de Vida Nueva

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