Creer, celebrar, vivir y orar

papa Benedicto XVI con mitra

papa Benedicto XVI con mitra en Plaza San Pedro Vaticano

JAVIER SALINAS, obispo de Mallorca | “La Iglesia en su conjunto, y en ella sus pastores, como Cristo, han de ponerse en camino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida”. Estas palabras de la homilía con la que Benedicto XVI inició su pontificado constituyen, a mi parecer, la estrella que ha guiado su misión pastoral, cuyo centro es el anuncio de Dios con todas sus consecuencias humanizadoras y salvíficas.

“Solo Dios basta”. Esta afirmación de santa Teresa concentra la rica e iluminosa predicación de la fe que con tanto empeño ha desarrollado Benedicto XVI. Un hablar de Dios según las Escrituras, es decir, presentar al Dios vivo que sale a nuestro encuentro en su Hijo Jesucristo y que viene a visitarnos para introducirnos a una vida nueva.

Así, toda su predicación del mensaje cristiano se ha concentrado en esta realidad tan sencilla y concreta: hablar de Dios y de los hombres.

Son múltiples los textos que nos deja y que enriquecerá la Iglesia del presente y del futuro, pero, sin duda, una de sus contribuciones más decisivas ha sido la elaboración del Catecismo de la Iglesia Católica y su Compendio.

Frente al relativismo cultural
y a la visión cerrada del ser humano,
el anuncio de Dios revela el misterio
que es el hombre para sí mismo.

El Papa nos ha recordado que el anuncio de la fe va unido a la sinfonía de la “verdad cristiana”: creer, celebrar, vivir y orar. Por esto, “volver a los contenidos de la fe constituye la realidad antigua y nueva que debe orientar el quehacer de la formación de la fe, especialmente de la catequesis al servicio de la iniciación cristiana.

Un camino a realizar en diálogo con la inquietud que siempre habita el corazón humano, y que el Papa ha visto reflejada en esta frase, expresión de la experiencia de un gran converso: “Nos has hecho para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti” (san Agustín de Hipona).

Siempre guardaremos en nuestra memoria su insistencia más constante, eco de una tradición viva de la Iglesia: solo Dios ilumina la vida de los hombres y es garante de su dignidad.

Frente al relativismo cultural y a la visión cerrada del ser humano, el anuncio de Dios revela el misterio que es el hombre para sí mismo. Esta es la buena noticia que suscita un nuevo arte de vivir. Este es el camino de la nueva evangelización. Gracias, Papa Benedicto.

En el nº 2.838 de Vida Nueva.

NÚMERO ESPECIAL VIDA NUEVA: BALANCE DE UN PONTIFICADO

ESPECIAL WEB: BENEDICTO XVI RENUNCIA

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