Credencial

(Ángel Moreno, de Buenafuente) Han cambiado las circunstancias; muchos de los emigrantes vuelven a su país de procedencia, y a quienes llegan a España desde los países de origen de los movimientos migratorios se les somete a fuertes chequeos e interrogatorios para saber el motivo de la visita, y por si hay riesgo de que se queden después de manera indocumentada.

En este ambiente un tanto inquisitorial, llegaron algunas personas chilenas al control de aduanas del aeropuerto de Madrid. Al presentar la documentación, a una de ellas le preguntaron sobre el motivo de su visita. A lo que respondió que viajaba exclusivamente para participar en un congreso de laicos de la Congregación Filipense, y que además les acompañaba una religiosa de esta congregación, a la que señalaba con la mano.

El agente interrogó de nuevo: “Entonces, ¿usted es cristiano?”. A lo que respondió el recién llegado a España que sí. No sé si esta pregunta es permitida en las actuales reivindicaciones de libertad religiosa. El policía, no conforme, le invitó a recitar el ‘Padre Nuestro’. El cristiano chileno, todo gozoso, lo rezó, y más allá de ofenderse, dio gracias a Dios por entrar en Madrid proclamando su fe y recitando la oración que Jesús enseñó a sus discípulos.

En el nº 2.662 de Vida Nueva.

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