COPE: se busca responsable

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

Un nuevo capítulo en el affaire COPE sale a la plaza como un novillo: a las bravas, sin picar, con fuerza, embistiendo a diestro y siniestro, con pitos y aplausos en el tendío. Tanto tiempo se ha dejado el morlaco sin picar que se ha vuelto un peligro del que nadie se quiere responsabilizar, aunque pronto pagarán el error algunos chivos expiatorios a los que se les deja ahora solos ante el peligro. ¡El afán de usar y tirar! Lo sabremos el día que Jiménez Losantos tire de la cuerda y no quede títere con cabeza. La renovación de contratos del pasado año, un tour de force absurdo, sembró la semilla de esta inquietud que hoy aflora. Muchos obispos se indignan pero, por un ejercicio de malentendida comunión, callan. Les han metido el miedo en el cuerpo diciéndoles que se juega la supervivencia de la Cadena. Se volvían a sus diócesis con la sensación de estar siendo testigos de un pecado grave de omisión, dejando hundirse una cadena necesaria hoy, pero llevada a la ruina por intereses ajenos a su Ideario. Nunca entendieron el camino suicida de sus decisiones y ahora tendrán que responder de la tropelía. Algún valiente ya ha preguntado al responsable único y último. El problema de COPE puede ser empresarial, pero empezó siendo eclesial. Los obispos, propietarios de la cadena, han escuchado soliviantados cada mañana su radio con un estilo soez y aguerrido que dice hablar en nombre de la verdad y que olvida que una verdad sin caridad deja de ser verdad. Alea jacta est y lo que pueda pasar en el futuro está por ver, pero lo pintan mal. Los responsables ya han empezado a lavarse las manos buscando a quién echar las culpas.

Publicado en el nº 2.657 de Vida Nueva (del 25 de abril al 1 de mayo de 2009).

Compartir