Conocimiento de causa

(Francisco Muñoz– Corral de Almaguer, Toledo) En el número 2.720, publicó Vida Nueva una columna de Opinión, escrita por  Chema Caballero, cuyo título es  “Inicio”. El autor habla de la vuelta de los niños y niñas a los colegios. En  el último párrafo, entre otras cosas, dice: “Casi  todas las congregaciones religiosas que se dedican a la enseñanza nacieron para educar a los más pobres. Con el paso del tiempo se fueron centrando en  las élites…”. Y añade: “Sería bonito que estas congregaciones dieran el salto a  África y redescubrieran su carisma original…”.

Me da la impresión de que el señor Caballero no ha recabado información de las congregaciones a las que alude y se ha quedado en la sombra de la ignorancia. Se hubiera ahorrado la lindeza de “sería bonito”. De bonito, nada de nada. Mejor es decir desprendimiento, audacia, sacrificio, evangelización, enseñanza primaria, secundaria, universitaria, profesional. Hablo con conocimiento de causa de mi congregación (Hermanos de La Salle), que ya hizo acto de presencia en África en el siglo XIX y, desde entonces, trabaja en el campo de la educación en los siguientes países: Benín, Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Djibouti, Egipto, Eritrea, Etiopía, Guinea  Ecuatorial, Kenia, La Reunión, Madagascar, Mozambique, Níger, Nigeria, República Democrática del Congo, Ruanda, Sudán, Sudáfrica, Tchad y Togo. Ahí tiene un salto a África. ¿Verdad, señor Caballero, que esto es muy bonito? Le ruego, por favor, que trate de recabar información en las otras congregaciones dedicadas a la enseñanza, para que, si vuelve a escribir sobre el tema, lo pueda hacer con conocimiento de causa y no como si estuviera en una nebulosa.

En el nº 2.726 de Vida Nueva.

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