Celebración con paradoja

(José I. López– Periodista argentino del diario La Nación)

“Los episcopados de uno y otro país organizaron misas simultáneas en los santuarios marianos de Luján y Maipo. En  Argentina, no pudo evitarse la paradoja de que la presidenta Fernández y su vicepresidente, Julio Cobos, políticamente enfrentados y que llevan meses sin dirigirse la palabra, siquiera se saludaran”

Era una Navidad diferente para todos aquélla en la que el Papa polaco no vaciló, y tampoco el cardenal de figura esmirriada y hablar cadencioso al que le confió una tarea que parecía imposible. Había truenos de guerra allá en el sur de ese continente al que Wojtyla no conocía aún pero al que visitaría una y otra vez. El cardenal Antonio Samoré fue, así, el precursor del Papa peregrino. 

De aquel gesto, un anticipo de lo que habría de ser su largo pontificado, chilenos y argentinos hicieron especial memoria en estos días al cumplirse treinta años de la célebre mediación papal por el conflicto del canal Beagle.

Con el jesuita Fiorello Cavalli, que, sin haber pisado estas tierras, nos conocía como si aquí viviera; con Faustino Sainz Muñoz, elegido porque el español era su lengua madre, llegó el cardenal Samoré en aquella Navidad, la más tensa y angustiosa que se haya vivido de un lado y otro de los Andes. 

Las presidentas Cristina Fernandez y Michelle Bachelet se unieron para la celebración y colocaron la piedra basal de un monumento que exaltará la paz definitiva entre ambos pueblos. 

Los episcopados de uno y otro país organizaron misas simultáneas en los santuarios marianos de Luján y Maipo. En  Argentina, no pudo evitarse la paradoja de que 

la presidenta Fernández y su vicepresidente, Julio Cobos, políticamente enfrentados y que llevan meses sin dirigirse la palabra, siquiera se saludaran en la basílica que los cobijó. Pero se pudo invitar a representantes del pueblo y de los poderes del Estado y, al menos, evitar que hasta un acto de esa significación para la unidad regional sucumbiera también bajo el peso de la crispación política interna. Un dato revelador de lo que aún falta por construir, porque la política no sólo es conflicto. También diálogo y consenso.

En el nº 2.642 de Vida Nueva.

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