CELAM 2009

Baltazar Porras(+ Baltazar Porras Cardozo– Vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y arzobispo de Mérida-Venezuela)

Un rápido paneo a la relación Iglesia-Estado e Iglesia-sociedad muestra a las claras la incoherencia de los populismos e ideologías trasnochadas que reviven, no exentas en algunos países de acoso y descalificación a instituciones relevantes y a la Iglesia católica”

La instancia mayor del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) es la Asamblea Ordinaria.

Se reúne cada dos años, y lo acaba de hacer en Nicaragua.

A dos años de Aparecida, el intercambio giró en evaluar la puesta en marcha del Documento y las experiencias de “Misión Continental”. Se constató creatividad y diversidad. La necesidad de encarnarse en el complejo y cambiante escenario social reta la vigencia del Evangelio hoy.

La conversión pastoral, línea maestra de Aparecida, no es simple reacomodo ni maquillaje circunstancial. Necesita ser un rediseño institucional en fidelidada la fe y la historia, con exigencia de pergeñar una nueva esperanza.

La incidencia de la crisis mundial en la región fue también objeto de estudio. Institucionalidad y reglas de juego claras son elementos clave para salir de ella al menor costo posible para los más pobres. Verdad, transparencia, respeto a las minorías, corresponsabilidad, coinciden con lo específico cristiano señalado en Aparecida, enriquecida con lo trascendente.

Un rápido paneo a la relación Iglesia-Estado e Iglesia-sociedad muestra a las claras la incoherencia de los populismos e ideologías trasnochadas que reviven, no exentas en algunos países de acoso y descalificación a instituciones relevantes y a la Iglesia católica.

Nicaragua recibió por primera vez con primor y cariño a los obispos latinoamericanos. Tanto la Iglesia como las autoridades civiles fueron respetuosas y acogedoras. Nos percibimos como una Iglesia viva, inquieta, que busca servir mejor a todos, en particular a los excluidos. La fuerza del Evangelio es la caridad, por encima de ataques y atropellos. En Managua vivimos una experiencia gratificante y esperanzadora. Hasta Uruguay 2011.

En el nº 2.661 de Vida Nueva.

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