El pensamiento en la cultura líquida

LEANDRO SEQUEIROS. CÓRDOBA | El número 2.801 (del 19 al 25 de mayo de 2012), Vida Nueva inserta un artículo editorial y seis páginas (además de la portada) sobre la ausencia de pensamiento en nuestra sociedad. Y la pregunta ¿dónde están los intelectuales en este tiempo de grandes desafíos? La pregunta y las referencias me parecen muy oportunas en este tiempo de turbulencias característico de la llamada modernidad líquida.

Zygmund Bauman, filósofo polaco, ha publicado numerosos ensayos sobre ese tema. Vivimos una cultura que se caracteriza con la metáfora de “líquida”: no hay certezas absolutas, ni pensamiento fuerte, ni convicciones duraderas, ni lazos afectivos sólidos. Desde nuestras categorías de adultos maduritos (que somos quienes solemos leer estas revistas), la llamada de atención que hace Vida Nueva me parece muy oportuna. Se percibe crisis de pensamiento fuerte, de grandes convicciones y de grandes valores por los que vivir. No sé lo que puedan pensar las generaciones más jóvenes.

Pero una lectura más atenta de los textos de la revista, me ha dado cierta impresión de añoranza de otros tiempos, de morriña por un poder perdido. Incluso, me parecía percibir también cierto platonismo disfrazado de búsqueda de esencias y verdades eternas. No me considero un intelectual, sino un náufrago buscador de horizontes en este mundo de mares revueltos. Todos estamos “en construcción”.

¿Por dónde caminar? Releía hace poco un texto de Teilhard de Chardin que me iluminó. Está en una carta a su prima Margarita el 5 de enero de 1919 (Génesis de un pensamiento, p. 327): “Lo que cada vez me parece más evidente, es que no sabré llevar el Evangelio más que ‘a los que buscan’, y solamente predicándoles que ‘sigan buscando’”.

Tengo miedo a los iluminados disfrazados de intelectuales. Frente a la modernidad líquida, pueden emerger presuntos intelectuales (y en mi mente hay nombres que me callo) que se atribuyen la posesión de la verdad y la publican desde sus medios. La tentación de los dogmatismos es peligrosa en tiempos de crisis. Ya lo decía san Ignacio: “En tiempo de desolación no hacer mudanza”.

Tal vez el discernimiento (mezcla sosegada de razón y corazón) sea una herramienta útil para acompañar a los que buscan en una sociedad que se mueve demasiado aprisa hacia no sabemos dónde.

En el nº 2.804 de Vida Nueva.

Pueden enviar sus cartas con sugerencias o comentarios a: director.vidanueva@ppc-editorial.com

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