Bravo por Merkel

Jesús Sánchez Camacho, profesor CES Don Bosco JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Profesor CES Don Bosco

Seguro que tenemos algún conocido que, a causa de la crisis económica, ha emigrado a un país europeo. Y, a pesar de palpar una desabrida lontananza y echar de menos a los suyos, se siente a gusto desarrollando las destrezas profesionales que no puede ejercitar en su país. Seguro que conocemos también el caso en el que, tras meses o incluso solo días en el extranjero, los emigrantes construyen castillos en el aire y, paulatinamente, van Perdiendo el norte. Protagonizada por Blanca Suárez, Yon González, Julián López y Miki Esparbé, esta película señala a jóvenes españoles que, aterrizando en Alemania cargados de maletas, su ordenador y costumbres aburguesadas, han de trabajar en un kebab para poder subsistir.

En el nº 488, Pedro Solís retrata el viaje de ida de lo que años más tarde se conocerá como un Vente a Alemania, Pepe. Si en aquella ocasión Angelino (José Sacristán) se enriquecía y Pepe (Alfredo Landa) se frustraba ante la cruda realidad de la emigración, en el reportaje de Vida Nueva ninguno de los que vuelven de Alemania trae la alforja llena de marcos. La narración del artículo, retratada por dos estudiantes jesuitas que coinciden con los emigrantes en el mismo tren, refleja la espinosa experiencia de cinco hombres que guardan en sus maletas muchas luces y no menos sombras.

La pasada semana, la canciller alemana, Angela Merkel, reconoció el error cometido en los años 60, cuando se etiquetó a los emigrantes con la expresión de gastarbeiter (trabajadores invitados). Hoy, Alemania ha sido el país que más personas ha acogido en Europa: 31.443. La líder alemana, tan acusada de dar zarpazos despiadados a quienes sufrimos el lastre de la crisis, se ha pronunciado en contra de una integración temporal de los refugiados, respondiendo a este “desafío humanitario”. Ante el minúsculo desempleo juvenil (7,7%), Alemania está dispuesta a acoger un total de 500.000 personas cada año. Si su plan llega a feliz término, esta vez, Merkel merece un ovacionado hurra.

En el nº 2.956 de Vida Nueva

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