Bono tendría que pedir perdón

(José Antonio Galindo Rodrigo, oar- Valencia) Interesante la entrevista que el director de Vida Nueva, Juan Rubio, le hace al presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, en el nº 2.694. Muchas cosas acertadas dice el Sr. Bono en esta entrevista, que suelen ser las que tienen su apoyo en un hombre de gratísima memoria, el cardenal Tarancón. Pero no creo que Tarancón estuviera de acuerdo con el Sr. Bono en cuanto a su posición sobre el aborto. Sobre este tema, su argumentación no puede ser más frágil. En efecto, cuando un obispo enseña alguna doctrina suya particular no es obligatoria la adhesión de los católicos a la misma; lo malo para el Sr. Bono está en que ha de sentirse amonestado por algún obispo que proponía en el tema del aborto la misma doctrina que el Papa, que todos los obispos, que el Catecismo de la Iglesia Católica y que el mismo Concilio Vaticano II enseñan como gravemente obligatoria para todos los católicos.

Vamos a suponer, en favor del Sr. Bono, que no fuera evangélica en el ‘modo’ aquella amonestación, pero en cuanto a ‘lo que’ se dijo, estuvo en conformidad con las instancias eclesiales antes nombradas, por lo que el Sr. Bono no tiene ninguna otra salida digna, si quiere ser buen cristiano, que pedir perdón con propósito de enmienda, por actuar en contra de una doctrina muy clara de la Iglesia que se apoya en Dios (Dt 5, 17), en Cristo (Mt 19, 18): “No matarás”.

Por otro lado, Cristo, en efecto, dice “Yo no te condeno”, pero también dice: “No peques más”. Y también otro texto que el Sr. Bono cambia en su segunda parte: “No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’ entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mt 7, 21); y dentro de esta voluntad divina, recuerdo, está el quinto mandamiento: “No matarás”.

Por último, sin duda, como dice él, que para la Iglesia el mandamiento principal es el del amor, pero este amor ha de estar iluminado por la verdad, porque, de lo contrario, se puede llegar a admitir como no prohibido el arrancarle la vida a los no nacidos, y no creo que esto sea tener mucho amor. Por eso, Benedicto XVI ha titulado su última encíclica Caritas in veritate. Y como también es verdad que la Iglesia –también lo dice el Sr. Bono– debe ser la del perdón y la fraternidad, por eso le han llamado con amor varios obispos, como si fueran el mismo Cristo, para darle ánimo, pero no creo que para darle la razón. Con respeto y afecto para nuestro protagonista.

En el nº 2.695 de Vida Nueva.

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