Atención al juego sucio

Jesús Sánchez Adalid(Jesús Sánchez Adalid– Sacerdote y escritor) 

“Para mantener el poder, los políticos del Gobierno hacen uso de maniobras descaradamente demagógicas, con el fin de desviar la atención de los problemas reales. Ya conocemos el juego: se crea un enemigo y se polarizan hacia él las animadversiones”

Es fácil concluir que la política (nuestra actual política tan revuelta) se sirva de intereses bastardos y meramente electoralistas en estas circunstancias tan adversas, en que una grave crisis tiene a los ciudadanos expectantes y más enfadados que de costumbre. 

Para mantener el poder, los políticos del Gobierno hacen uso de maniobras descaradamente demagógicas, con el fin de desviar la atención de los problemas reales. Ya conocemos el juego: se crea un enemigo y se polarizan hacia él las animadversiones.

Es un truco viejo que a esta izquierda meramente formal (hija y tributaria del más puro capitalismo) le suele salir bien. Se trata, ni más ni menos, de despertar sus viejos demonios ideológicos, pero sólo en la parte que les interesa.

En sí, la maniobra consiste en lanzar a la ciudadanía un debate ético para hacer saltar las voces autorizadas de la Iglesia que, por otra parte, entra al trapo con bastante facilidad.

Algunos opinamos humildemente que, en vez de echar una y otra vez los pies por alto, hoy ha de ser más beneficioso trabajar, educar, tender la mano, intervenir en nuestros ámbitos mas propios, orar y dejar que el tiempo devuelva las aguas a sus cauces. 

Lo contrario será meterse en unos laberintos que no harán sino hacernos más antipáticos y darle respiro a los que están encantados con meter a nuestra iglesia en el desván de lo caduco y reaccionario.

Los ciudadanos han de comprender que la Iglesia no está a favor de cualquier veleidad; pero tampoco en contra de su felicidad. Esto es difícil, pero debe intentarse.

En el nº 2.661 de Vida Nueva.

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