DE CÓRDOBA A SEVILLA, por Juan Rubio

Parece que el cardenal Amigo pidió sucesor y lo encontraron aguas arriba. En esta línea de agua comenzó la evangelización de la Bética. Su nombre, Guadalquivir, “¡ Qué gran río ! “. En sus orillas, “arenas nobles, que no doradas”. El obispo de Córdoba prepara maletas y baja a Sevilla. Cuando el agua pase veremos su arrastre, dicen los cordobeses. Por ahora sólo sorpresa.

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